ALCIONE (I)


La señal me llegaba de Alcione, débil pero certera. Hace mucho tiempo, cuando el tiempo se cifraba en pulsos de luz distanciados apenas el uno del otro, en aquél tiempo lejano y difícil de recordar, el mensaje de Alcione no dejaba de llegar.

Por alguna causa que desconozco su sistema se sumó a la purga posterior a la rebelión. Imponer el orden sobre el orden, desterrar el advenimiento de las sombras fue una tarea para la que solo los hijos de la Luz podían estar preparados. Pero quizás ni tan siquiera ellos, los unigénitos del tiempo y de la Luz, estaban suficientemente preparados. ¿Cómo era posible que co-crear tiempo y espacio, combinándolos, pudiera dar paso a una generación perversa y rebelde cuyo único propósito no era otro que adquirir el control del destino final y del previo desenvolvimiento del Cosmos?.

Por eso, aunque la señal débil de Alcione era suficientemente explícita, nunca fue suficientemente atendida. Por eso ahora los hijos del tiempo vuelven la vista atrás con la esperanza de que un retorno al menos accidental en la línea del tiempo pudiera ser suficiente para tomar ventaja en la pugna diaria entre la Luz y las sombras.

La pregunta que todos nos hicimos fue por qué el sistema de Pléyades permaneció inicialmente inmóvil y ajeno a la gran hecatombe. Por qué la aguja del tiempo empezó a fluir en una sola dirección y ellos no hicieron nada para impedirlo, ocupando como ocupaban un papel clave en la custodia de los sellos de luz, los siete sellos que mantenían cohesionado los siete tiempos primordiales.

Alcione, la guardiana del tiempo, avisó reiteradamente del peligro existente de parte de los sistemas exteriores al Universo conocido. ¿Por qué entonces Pléyades no puso a salvo los sellos y no hizo lo imposible por protegerlos?.
Desde entonces el tiempo corre direccionalmente en esta parte del universo, afectando al microuniverso de doce galaxias donde se engloba la Vía Láctea.

Quizá si Pléyades no hubiera colaborado con su pasividad ahora la situación sería bien diferente. Porque en el ocaso del tiempo, en su momento final, lo que devendrá será un retorno al origen. Y en el origen reinaba el caos, el desorden imperante en el que tiempo y espacio pertenecían a esferas diferentes de la creación, y se combinaban aleatoriamente sin orden previsible.

Esto vendría a significar la desaparición del Universo y la destrucción del tiempo único, el original. El ser humano, las humanidades, dejarán de existir; y la cultura, las obras creadas, los logros de unos y de otros, la más alta gama de la civilización, desaparecerán. Y todo pasará a formar parte del universo extra-radial en el que la sombra y la duda reinan.

El papel desarrollado por Sirio fue fundamental. Su papel instigador del sentido de responsabilidad en el resto fue muy importante. Como cuidadores de sistemas, como sembradores de ciencia, de inteligencia, como cuidadores de formas de vida y de mundos no podían permanecer al margen. Discreparon fuertemente con pleyadianos, pues estos pudieron haber jugado un papel fundamental y decisivo, pero quizá quisieron sacar provecho de una situación presumiblemente ambigua, o quizá sencillamente fueron pasivos porque no fueron previsores. Sea como sea perdieron los siete sellos, y se abrieron, poniendo en marcha el proceso de degeneración del tiempo y del espacio por el que atraviesa nuestro universo local desde entonces. Y ahora hay que detenerlo.

Alcione siempre tuvo razón. Ahora luchamos contra el tiempo, y nos volvemos temporales para combatirlo.

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