UNA PARTÍCULA DE TIEMPO


Una partícula de tiempo rozó mi memoria. Por un instante noté el peso de mis pies, estos se pegaron a un suelo hasta entonces imaginario. Y entonces otra partícula, que venía en dirección contraria, rozó nuevamente mi conciencia. Esta vez me hizo pararme y pensar sobre mí mismo: ¿Qué hago yo aquí?.

El viento solar desplegaba a menudo mis alas cuando atravesaba plácidamente el espacio entre los mundos. Pero el tiempo en absoluto me importaba. Sin embargo, de algún lugar brotaban aquellas incómodas partículas obsesionadas en anclarme a un universo decididamente lento y pesado, y completamente desconocido para mí.

Esas pequeñeces, animadas de una cinética extrema, me hacían parecer lento. Pero otras se detenían y ralentizaban su paso. Y entonces me sentía raudo como centella.
En ese momento lo vi claro: si esas diminutas particularidades de tiempo se imbricaban en mi composición corpuscular me convertían en un ser temporal. Y mi ligazón con el tiempo solo acabaría con el fin de mi forma. Y aún más, si esto sucedía mi forma tendría fecha de caducidad.

Comentarios

  1. La fecha de caducidad la tenemos o no, como ya ha demostrado la ciencia estamos compuestos de multitud de partículas estelares que a través de todos los tiempos han llegado a constituirnos en este momento presente y que volarán quizás mañana hacia otros espacios o cuerpos en las infinitas dimensiones de lo universal.

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  2. Muy bonito...
    " Los primeros Recuerdos de La Conciencia"

    Elena

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